Lo universal y lo particular

Un cronopio iba a lavarse los dientes junto a su balcón, y poseído de una grandísima alegría al ver el sol de la mañana y las hermosas nubes que corrían por el cielo, apretó enormemente el tubo de pasta dentífrica y la pasta empezó a salir en una larga cinta rosa. Después de cubrir su cepillo con una verdadera montaña de pasta, el cronopio se encontró con que le sobraba todavía una cantidad, entonces empezó a sacudir el tubo en la ventana y los pedazos de pasta rosa caían por el balcón a la calle donde varios famas se habían reunido a comentar las novedades municipales. Los pedazos de pasta rosa caían sobre los sombreros de los famas, mientras arriba el cronopio cantaba y se frotaba los dientes lleno de contento. Los famas se indignaron ante esta increíble inconsciencia del cronopio, y decidieron nombrar una delegación para que lo imprecara inmediatamente, con lo cual la delegación formada por tres famas subió a la casa del cronopio y lo increpó, diciéndole así:
-Cronopio, has estropeado nuestros sombreros, por lo cual tendrás que pagar.
Y después, con mucha mas fuerza:
-Cronopio!, no deberías derrochar así la pasta dentífrica!

Julio Cortázar
en Historias de cronopios y de famas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es una verguenza que Cortázar siga siendo para mi una deuda pendiente. Cuando ponés estas cosas, la saldás un poquito...

Vamos a tener que hacer un poco de lugar en los bolsos porque mi momento de consagración el próximo año va a ser cuando esté mirando el mar en un día super soleado (poseída de una grandísima alegría, como el cronopio)leyendo alguna de estas cosas y abrazada a tu espalda, por supuesto.

Si no no tiene gracia.


Te amo.

Cele (de zona oeste, jaja)